Pasa la nocturna, yazgo en la cama el blanco ruido me acompaña una luz brillante ilumina los muros lo desconecto…
El vacío que dejan es rápidamente ocupado, cientos de ideas agolpan mi mente los problemas de la oficina, los pagos de la tarjeta las materias de posgrado que no abre esa infame universidad
Conecto de nuevo, prefiero llenar con la nada los espacios esa nada que no acosa, que no hostiga que no abruma
Normalmente cuando se analizan hechos o procesos históricos, una de las vertientes más ricas para el entendimiento del mismo es el trabajo de los creadores culturales de su tiempo, la Revolución Cubana no fue la excepción.
La fotografía es uno de los aspectos que mas me llaman la atención, enfocándome en este post en el trabajo de Osvaldo Salas (1914-1992), quien junto a Korda (Alberto Díaz Gutiérrez, 1928-2001), se contituyó en uno de los fotógrafos del proceso revolucionario, mas no solo en lo político, sino en lo artístico y social.
El Che de Korda
Osvaldo fue un fotógrafo importante, además de sus fuertes y expresivas fotos por esa habilidad, que no todo mundo tiene, de estar siempre en el lugar y el momento correcto.
Osvaldo vivió mucho tiempo en Nueva York desde donde hacía trabajos para la revista cubana Bohemia, enfocándose a la fotografía deportiva y de espectáculos, pero un día le pidieron sacar fotografías de unos exiliados cubanos que en ese entonces buscaban financiamiento para embarcarse de nuevo a la isla, ese grupo de expedicionarios que con el nombre de “Movimiento 26 de Julio” habría de tumbar a Fulgencio Batista de la silla presidencial.
Anexo una entrevista que mi amiga Esperanza Casanoves le hiciera a Osvaldo unos meses antes de que partiera de su forma terrenal en su casa en La Habana.